Neto, Ernesto

Ernesto Neto nació en Río de Janeiro, Brasil: una ciudad donde hay una fusión entre naturaleza y desarrollo urbano que desconcierta. Esto se siente cuando conoces la vida cotidiana en la ciudad, su gente, caminas por sus aceras onduladas o escuchas el ritmo de la samba. El arte de Neto se nutre de todo eso, sus obras son una combinación de ambientes efímeros, biomórficos, y flexibles. Al mismo tiempo, podemos vincular la plasticidad, elasticidad y formas orgánicas en las obras de Neto con el sincretismo o hibridación de las varias tradiciones culturales que existen en Brasil. Neto es de una generación de artistas brasileños que fueron testigos del enfoque más liberal del arte que surgió durante las décadas de 1950 y 1960 en Brasil. Figuras importantes de este período como Lygia Clark, Helio Oiticica y Cildo Meireles Cildo Meireles se hicieron conocidos como neoconcretistas formando parte del movimiento Tropicalia, y alteraron la forma en que el espectador interactúa con la obra de arte, invitando a atravesarlas y a usar otros sentidos (no solo la vista). Todo esto guía el arte de Neto. Según Neto, sus obras nos invitan a reducir la velocidad, caminar con suavidad sintiendo la delicada inestabilidad de sus tejidos, respirando y sintiendo nuestro yo interior. “Mis obras intentan sacar a las personas de su realidad cotidiana, ponerlas en un estado en el que encuentren tiempo para respirar y pensar, para sentir y pensar con sus poros. La gente rara vez se permite esos momentos en su acelerada y competitiva vida cotidiana. Algunas de mis obras son lugares de encuentro, de interacción y meditación donde las personas puedan desarrollar una comprensión más amplia del mundo.” Ernesto Neto
Neto también nos invita a experimentar sus piezas de una forma lúdica; nos hace notar nuestro propio cuerpo y cómo éste responde a diferentes espacios. Pensamos, ¿cómo me las arreglo para estar de pie, trepar, equilibrarme, cómo encuentro mi camino a través de esta compleja red? La espiritualidad, el humanismo y la ecología se encuentran entre sus principales preocupaciones. El artista concibe al arte como un puente para reconectar a los humanos con esferas más sutiles.
"El artista es una especie de chamán. Se ocupa de lo subjetivo, lo inexplicable, lo que sucede entre el cielo y la tierra, lo invisible. Desde allí el artista es capaz de transmutar cosas.” Neto
La dimensión ritual, que se ha vuelto cada vez más central en la práctica del artista en los últimos años, evidencia cómo sus obras crean y exploran cuestiones sociales cada vez más complejas. El viaje colaborativo que ha emprendido el artista con la comunidad indígena amazónica de los Huni Kuin marca un cambio en su obra, que se basa en la comprensión espiritual y corporal del cosmos de la comunidad Huni Kuin.
En sus obras presenta visiones alternativas del mundo. Sostiene que sólo modificando nuestra perspectiva seremos capaces de imaginar un futuro diferente.